Resumen
Este texto discute, como ya lo han hecho otros autores para el caso prehispánico, que la llamada confesión andina, así como los pecados que se intentaban extirpar, tenían un fuerte correlato político vinculado con la estabilidad del Estado incaico y era una fuente de información del descontento social de los grupos subalternos. La confesión colonial, por otra parte, se interpreta como parte del proceso de confesionalización de los estados modernos y de las iglesias cristianas reformadas, así como la católica, que buscaban homogeneizar las conductas y tener un mayor control social, donde el sacramento de la confesión jugó un rol clave. En el caso andino, se analiza dentro de un proceso de lucha contra las prácticas religiosas andinas que fueron interpretadas por la Iglesia como influencia del demonio. En este proceso existía una coordinación entre el Estado moderno y la Iglesia postridentina (s. XVI-XVII). Estos esfuerzos en el período colonial redundaron en un masivo proceso de evangelización, sin que se eliminara del todo la andinización del cristianismo, como lo han demostrado diversos autores (Abercrombie, 2006; Penry, 2019; Castro, 2024). La información que se encuentra en el Padrón de Confesiones de Codpa de 1785 es un reflejo de estos procesos de control social, donde ese sacramento adquirió en tiempos coloniales un papel central.