El presente artículo reflexiona sobre las distintas expresiones de inserción de la gestión cultural en el ámbito chileno, que va más allá de lo meramente estético. En efecto el contexto histórico donde se enmarca el proceso es determinante en la forma en que la institucionalidad lo asume, incorporando los valores, creencias, intereses convergentes. De esta manera la gestión cultural se presenta como acto performativo que integra en un proceso comunicativo que se nutre de la interdisciplinariedad como un concepto innovador, capaz de generar nuevos relatos mediados hacia una lógica transformadora.