El artículo analiza y describe cómo las diversas expresiones sociales contrarias a la dictadura de Augusto Pinochet durante la década de 1980 fueron la principal herramienta que sustentó al Partido Comunista de Chile para impulsar y consolidar la Política de Rebelión Popular de Masas. A partir de la revisión de documentos del partido, prensa pública y clandestina, el texto señala que los múltiples hechos de violencia política impulsados por un sector de la oposición derivaron a que los comunistas agudizaran su Política de Rebelión, la cual se concretó con la tesis de la Sublevación Nacional de 1984. La apuesta insurreccional comunista significó que el partido apostara por una salida más rupturista, pero que, en el largo plazo, derivó en la exclusión del comunismo criollo del escenario político nacional.