El artículo analiza el intento gubernamental, desarrollado desde marzo de 1991 y, con centralidad, entre marzo y agosto de 1992, por implementar un nuevo currículum para todo el ciclo escolar. Sin embargo, las lógicas de articulación política y de establecimiento de los contenidos ideológicos fueron impugnadas por parte de quienes tenían incidencia en el sistema escolar, especialmente aquellos vinculados a la Dictadura recién terminada, lo que terminó por hacer fracasar la iniciativa. Este proceso histórico es un ejemplo de la función política e ideológica que tiene el saber escolar y de la discordia que se produce por lograr su control político, lo que lo convierte en un espacio de enorme susceptibilidad y disputa pública. Se realizó una revisión de fuentes oficiales y no oficiales, diarios y periódicos de la época, y dos entrevistas a actores protagónicos del proceso.