En un contexto de aislamiento internacional y de grandes desafíos internos (1973–1981), el gobierno militar debía tomar decisiones sobre un proyecto de rearticulación económica dentro de un menú reducido de alternativas. Las opciones fueron: seguir una postura equidistante de las posiciones estatistas y de mercado que señalaba la «Declaración de Principios» de la Junta Militar (1974); o elegir la refundación neoliberal que proponía un grupo de asesores económicos formados en la Universidad de Chicago, que con indiferencia a las violaciones de Derechos Humanos, aspiraban a combinar autoritarismo político y liberalismo económico.