En el germen de una idea que se transforma en proyecto subyacen imágenes, anhelos, preguntas, sensaciones, conocimientos, necesidades y otro contundente revoltijo de inquietudes ancladas a la experiencia biográfica; a las formas que tenemos de ver el mundo y de transitar la historia y, algunas veces, solo algunas, esas ideas se encuentran con otras, las de otra biografía y logran concretarse. Es el caso de 50×50. La obra interrumpida (1973-2023) que, en agosto de 2021, comienza su periplo creativo, primero como una tentativa que surge de la idea de quienes aquí escribimos, y, luego, suma las prerrogativas de otros hombres y mujeres que, durante la gestación de este proyecto y mucho más allá de nuestro propio tiempo, compartimos la trágica sensación de haber sido atravesados, atravesadas, por la última dictadura chilena, la que se encargó de intervenir múltiples recovecos de cada una de nuestras memorias y nos empujó a elaborar otra memoria que fuera compartida y puesta en acto; una memoria colectiva con anhelo de justicia, de verdad y de reparación.