Investigación con enfoque formativo: Cristina Moyano y el trabajo con equipos estudiantiles en historia intelectual

En sus proyectos recientes, la profesora Cristina Moyano ha articulado una línea de trabajo que vincula la investigación académica con la formación de estudiantes en distintos niveles, desde la licenciatura al doctorado, promoviendo instancias de coautoría, trabajo metodológico y reflexión colectiva.

Cristina Moyano, académica del Departamento de Historia y decana de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Santiago de Chile, ha desarrollado en los últimos años una serie de investigaciones centradas en comprender cómo se producen las disputas cronotrópicas y la producción social del tiempo histórico. Su actual proyecto FONDECYT Regular aborda esta problemática a partir de tres focos: el léxico político feminista, los procesos de politización e identidad de la nueva izquierda del Frente Amplio, y la producción de saberes por parte de intelectuales. Estos ejes han sido abordados en distintas publicaciones, algunas de las cuales han sido elaboradas en colaboración con estudiantes.

 Formación a través de la investigación

Una de las características que ha caracterizado sus más recientes publicaciones ha sido la incorporación de estudiantes en el desarrollo de las investigaciones. Es así como estudiantes de licenciatura, magíster y doctorado han participado en distintas fases de sus proyectos, desde la búsqueda de fuentes hasta el análisis y edición de artículos académicos. “Descubrí que eso de incorporar a los estudiantes en los procesos no sólo de búsqueda de información, sino que trabajar después en discusiones y en el análisis de los datos eran instancias formativas”, indica.

Según señala, esta participación no se limita a un rol auxiliar: “Los estudiantes ya no sólo actúan como un mero recolector de datos, sino que también producen ideas y saberes que yo recogía y después escribía”. En este sentido, algunos textos han sido elaborados en coautoría con sus estudiantes. Algunos de ellos se han mantenido vinculados al equipo de trabajo por varios años, como es el caso de Valentina Pacheco, tesista de doctorado con quien Moyano ha publicado diversos artículos y han colaborado desde su trabajo de licenciatura. Así mismo, menciona el trabajo realizado junto a Vicente Hernández y Javier Duarte, quienes colaboraron en la realización de entrevistas a militantes del Frente Amplio, participaron en la transcripción de testimonios, en la búsqueda de columnas de opinión, y en la elaboración de un mapa político sobre la nueva izquierda. “Yo me hice cargo de escribir los artículos, etcétera, pero ellos participaron también en el proceso de edición, en la discusión de las ideas centrales, de las nociones de politización e identidad”, relata.

El trabajo metodológico ocupa un lugar central en el proceso formativo. Los equipos de investigación sostienen reuniones regulares donde se aborda el análisis de fuentes primarias con discusiones conceptuales y metodológicas. Este enfoque tiene implicancias concretas en la producción académica: “Procesamos la información conjuntamente […] analizamos las columnas y entonces yo también hago clases de metodología en ese proceso”, señala. La investigadora destaca que este trabajo permite “familiarizar a los estudiantes con herramientas que cruzan historia intelectual con historia política reciente”, a través de lecturas y análisis colectivos.

La docente señala que es fundamental el reconocimiento formal del trabajo de sus equipos: “No es lo mismo poner una nota al pie de página, decirle a un estudiante ‘agradezco a estudiante por su colaboración’ que ponerlo en condición de coautor. Los pongo en condición de coautor primero porque creo que les ayuda a su carrera académica y, en segundo lugar, porque ellos no sólo participan recolectando datos, sino que participan en los procesos de discusión de los textos que estamos elaborando”.

 Trayectorias compartidas y proyección académica

La experiencia acumulada con estos equipos ha dado lugar a trayectorias de largo aliento, que van desde la licenciatura hasta el posdoctorado. Moyano destaca que varios estudiantes que comenzaron como ayudantes hoy cuentan con sus doctorados con quienes continúan colaborando en diferentes proyectos. “Estoy muy contenta de contar con estudiantes que hoy están en el nivel postdoctoral y que partieron conmigo desde la licenciatura”. Esta continuidad ha permitido construir un grupo estable de trabajo, en el que se promueve la autonomía progresiva de los participantes.

Frente a las condiciones de precariedad que suelen afectar el trabajo de investigación, la investigadora plantea una forma de organización que prioriza el compromiso mutuo y la formación de equipos consolidados. “No trabajo con una gran cantidad de ayudantes; trabajo con pocos, que se comprometen con muchas horas al proyecto”, explica. Este enfoque, sostiene, favorece un “diálogo formativo más fecundo”. Se subraya así, la importancia de concebir al ayudante como un colaborador activo en la producción del conocimiento: “No es un trabajo a pedido. Ellos se sienten parte de un equipo de investigación […]. No solo revisan fuentes, sino que también reflexionan y contribuyen a construir un sentido significativo”.

El vínculo generacional y la experiencia vivida de los propios estudiantes enriquecen la investigación, especialmente en temas como feminismo. En su trabajo con Valentina Pacheco, por ejemplo, la diferencia de generaciones ha sido una fuente de riqueza intelectual. Ambas han investigado el feminismo desde sus propias trayectorias, compartiendo la experiencia de ser mujeres feministas, pero desde contextos históricos distintos. Esta distancia generacional les ha permitido construir lecturas más comprensivas sobre los sujetos y procesos estudiados. “Ese diálogo generacional alimenta también la posibilidad de tener dos miradas comprensivas sobre un mismo sujeto y objeto”, señala.

Para Moyano, muchos de sus ex estudiantes ya son colegas: personas con quienes aspira a construir una comunidad académica, sostener una reflexión conjunta y mantener vínculos de largo plazo. Cierra destacando el aporte de los ayudantes en la academia, especialmente en disciplinas marcadas por la precariedad como la historia, y subraya la importancia de otorgarles un rol real en la co-creación del pensamiento académico. En esa línea, enfatizó que su actual proyecto FONDECYT es un reflejo de esa colaboración, ya que la idea que lo sustenta surgió a partir de las discusiones sostenidas con sus colaboradores en un proyecto anterior, centrado en el campo intelectual durante la dictadura.

 

Realizada por: Marco Lagos

Departamento de Historia

Universidad de Santiago de Chile

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