Entre los meses de abril y junio de 2006 se vivieron semanas especialmente agitadas en Chile. Fueron días de lluvias, fríos y esperanzas que tuvieron como escenario las calles, liceos y colegios de un país caracterizado por la temprana imposición de políticas neoliberales durante la dictadura y su persistencia y profundización en los posteriores gobiernos civiles. La situación educativa en los establecimientos era de una crisis reconocida por organismos internacionales (OCDE, 2004), por una parte de las investigaciones sobre políticas educacionales (Donoso, 2005) y también desde el mundo académico crítico (OPECH, 2009). La llegada a la presidencia del país de Michelle Bachelet, socialista y primera mujer en ocupar ese cargo, inauguró en marzo de 2006 el cuarto y último gobierno de la Concertación, el que se enfrentaría a una importante movilización social donde los pilares educativos establecidos en dictadura fueron cuestionados por las y los estudiantes secundarios. Esto representó una primera gran crítica, desde un movimiento social de masividad amplia, a las continuidades sostenidas por los gobiernos posdictatoriales.
¿Qué significó la Revolución Pingüina en un país caracterizado por un modelo educacional -y social- neoliberal avanzado? ¿Cuáles fueron las contribuciones de esta movilización dentro de la trayectoria de los movimientos sociales que antecedieron al activismo estudiantil del 2011 y la revuelta de 2019? ¿Cuáles fueron los aspectos distintivos de la movilización secundaria de 2006? ¿Cómo se experimentó esta al interior de los liceos, en las calles y comunidades? ¿Cómo se desarrollaron los procesos de politización al interior de los liceos? ¿Qué particularidades adquirieron las movilizaciones a nivel periférico o provincial?
Estas interrogantes, y otras relacionadas, son las que buscan ser puestas como eje en las Jornadas “20 años de la Revolución Pingüina”.
Diversos sectores han cifrado en el despertar pingüino el momento de emergencia de un malestar social con el modelo de transición a la democracia. El hito que surgió a raíz de las protestas de jóvenes por la inundación de su Liceo en Lota alcanzó una masividad inusitada. La irrupción estudiantil se extendió más allá de los denominados “liceos emblemáticos”, incorporando a escolares de establecimientos alejados de los grandes centros urbanos, así como también a estudiantes de colegios particulares subvencionados, ampliando significativamente el espectro de participación en el ámbito público que habían logrado los diferentes movimientos sociales hasta ese momento. Además, las protestas liceanas fueron acompañadas por nuevos tipos de movilizaciones operadas por otros actores, como el importante “renacer de la huelga obrera” que precisamente se vivió desde ese año en el mundo de trabajadores subcontratados (Aravena y Núñez, 2009).
Lo cierto es que durante las dos primeras décadas del siglo XXI el país fue escenario de persistentes y variadas formas de movilización de actores vinculados al mundo educacional, las que lograron superar la acotada duración de la biografía estudiantil y donde el rol de los jóvenes universitarios ha convivido con quienes se organizan en la enseñanza secundaria. Lo anterior ha dado pie a la proliferación de una amplia bibliografía sobre movimiento estudiantil chileno de las últimas décadas, la que por lo general ha estudiado a este actor social -en toda su diversidad- a partir de los hitos de 2006 y 2011 (Asún y otros, 2019). En las investigaciones ha existido un predominio por concentrarse en la comprensión del estudiantado universitario. El ciclo de movilización del 2011, liderado por aquel, logró acaparar la atención académica -y social- sobre el fenómeno de la movilización estudiantil en el Chile reciente. En alguna medida, ello se debe a que la gran mayoría de sus liderazgos lograron prontamente incidir en la política institucional chilena, especialmente a partir de su incorporación en cargos parlamentarios. De esta forma, el movimiento universitario del periodo 2010-2012, no solo logró una renovación en los cuadros de la izquierda tradicional y la conformación de un nuevo conglomerado de izquierda, el Frente Amplio (Titelman, 2023), sino que eclipsó el campo académico de estudio del estudiantado secundario. De hecho, este tendió, sino a desaparecer, al menos, a quedar oscurecido frente a la avalancha de estudios sobre la movilización del 2011 y su inmediata incidencia política (Garcés y Santa Cruz, 2018; Ponce, 2017).
Respecto de la Revolución Pingüina, algunas de las investigaciones, en sintonía con trabajos audiovisuales, también han estado centradas en los liderazgos, ya sea a partir de entrevistas (Gutiérrez y Caviedes, 2010), desde sus adscripciones militantes (Berrios y Tapia, 2019) o subjetividades políticas (Aguilera, 2016). Mientras que sobre las consecuencias políticas de la movilización de 2006, los análisis han ido desde aquellos que la consideran como representativa del fin de la hegemonía política de la Concertación, hasta quienes la sitúan como origen de un nuevo periodo político al cuestionar e interpelar los pilares del sistema educativo neoliberal (Donoso, 2014; Rasp, 2023).
A pesar del desarrollo académico y bibliográfico reseñado, todavía quedan muchos aspectos por estudiar, como la vida cotidiana dentro de la movilización, estudios territoriales y regionales, investigaciones sobre la presencia de fuerzas políticas no institucionales u otras que incorporen la perspectiva de género. Al mismo tiempo, estudios de memoria sobre las movilizaciones de 2006 también parecieran haber sido eclipsados por el hito del 2011, lo que tampoco ha suscitado investigaciones que conecten la Revolución Pingüina con las experiencias organizativas de estudiantes secundarios durante los primeros años del siglo XXI.
Es en el contexto del encuentro entre la memoria social y el interés académico por el estudio de actores sociales del Chile contemporáneo que realizamos el siguiente llamado. Pretendemos generar una lectura panorámica respecto de la Revolución Pingüina del año 2006 que, desde la historia u otras disciplinas que incorporen tal preocupación analítica, puedan profundizar en los conocimientos adquiridos hasta la actualidad. El llamado abre el campo de posibilidades de estudio desde las miradas centradas en el mundo educativo, social, cultural y político de la movilización liderada por las y los estudiantes secundarios. En particular se convoca a quienes pongan énfasis en los actores sociales y políticos, las comunidades educativas, las tensiones, debates, confluencias y enfrentamientos de un proceso de ampliación participativa y de la acción colectiva en el contexto educativo de los gobiernos posdictatoriales de la Concertación, con miras a la reconfiguración identitaria de las y los actores educativos del presente, protagonistas de primera línea en las luchas de inicios del siglo XXI.
Los trabajos serán presentados en unas Jornadas a realizarse entre los días 13 y 15 de mayo de 2026 de forma presencial en dependencias de la Universidad de Santiago de Chile y bajo el auspicio del Departamento de Historia de esta casa de estudios.
Ejes temáticos posibles
Este eje propone situar la Revolución Pingüina dentro de un marco histórico más amplio, como parte del ciclo de movilizaciones estudiantiles suscitadas en lo que va del siglo XXI en Chile y América Latina. Se busca analizar continuidades y rupturas con experiencias anteriores y posteriores, así como su aporte a la construcción de repertorios políticos juveniles a nivel regional, especialmente en América Latina.
Invita a reflexionar sobre los legados organizativos, discursivos y culturales del movimiento secundario de 2006 y los modos en que sus demandas y formas de lucha dialogaron o resonaron con procesos similares en otros países del continente.
2.- Memorias, subjetividades y vida cotidiana en los liceos
Este eje se centra en las experiencias cotidianas de las y los estudiantes secundarios durante la Revolución Pingüina. Interesa abordar los procesos de politización, las transformaciones subjetivas que generó la participación en la protesta, las formas organizativas que surgieron en las tomas (como la conformación de comisiones y las asambleas) y las emergencias, disputas y tensiones sociales y culturales que se desarrollaron en aquellos meses (géneros, generaciones, políticas, entre otros). También incluye la construcción de memorias individuales y colectivas, así como los modos en que estos relatos han sido recepcionados, preservados o disputados.
3.- Educación en disputa
Este eje busca debatir sobre el núcleo de las demandas estudiantiles de 2006 en torno a la educación pública como la Jornada Escolar Completa (JEC), el rol del Estado, la municipalización y el fin de la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE), entre otros. Se propone discutir críticamente los modelos de privatización, mercantilización y segmentación educativa impuestos desde la dictadura y sostenidos en democracia que fueron puestos en cuestión durante ese periodo. Este eje incluye también los debates en torno a proyectos pedagógicos alternativos y las propuestas que surgieron desde el movimiento y otros actores vinculados al mundo educativo.
4.- Alianzas, repertorios de acción y organización del movimiento secundario
Explora las estrategias de movilización, formas de organización y redes de articulación que dieron forma a la Revolución Pingüina. Se incluyen los repertorios de acción colectiva —marchas, tomas, performances, vocerías, entre otros— y las relaciones del movimiento secundario con actores como profesores, universidades, organizaciones sociales, agrupaciones de mujeres, familias y medios alternativos. También interesa problematizar las tensiones internas, los liderazgos juveniles y las experiencias organizativas a nivel local y nacional (como los colectivos estudiantiles o la ACES).
5.- Violencia, represión, concertacionismos y derechas
Este eje aborda las respuestas estatales y sociales frente a la movilización estudiantil. Se analizan las formas de represión policial, vigilancia institucional y criminalización mediática, así como el discurso de las élites políticas, empresariales y religiosas. También se propone examinar el papel de los medios de comunicación, el fortalecimiento de discursos autoritarios, de gobernabilidad y las formas de disciplinamiento desplegadas para con el movimiento.
Las y los interesados en participar con ponencia en las Jornadas deben enviar un resumen de no más de 800 palabras, que contenga el tema de investigación, el enfoque de análisis y los principales hallazgos. Las propuestas deben ser enviadas a jornadaspinguinas@gmail.com
Se hará recepción de propuestas de resúmenes hasta el 1 de diciembre de 2025. Los resultados se darán a conocer individualmente antes del día 20 de enero de 2026. La participación en estas Jornadas tendrá un costo de $10.000 para estudiantes de posgrado, docentes y académicos. Para estudiantes de pregrado su participación será gratuita, lo mismo para quienes asistan como público. Quienes presenten ponencias contarán con la certificación del Departamento de Historia de la Universidad de Santiago de Chile.
Las Jornadas solicitarán el envío de la ponencia completa en formato escrito para el 6 de marzo de 2026. De esta forma, podremos organizar de buena manera los tiempos de cada una de las mesas y aseguraremos la rigurosidad y participación de quienes sean aceptados sus resúmenes. En una segunda circular se describirá el formato respectivo para las ponencias completas.
En miras a la posible generación de una publicación académica, aquellos trabajos que deseen ser incluidos serán sometidos posteriormente al arbitraje ciego de investigadoras/es especializadas/os en el campo.
Coordinadores de las Jornadas:
Christian Matamoros Fernández
Yanny Santa Cruz Henríquez
Sebastián Neut Aguayo
Auspicio y patrocinio: Departamento de Historia, Universidad de Santiago de Chile.