En las primeras tres décadas del siglo XX se produjo un interés creciente por las condiciones de vida de la infancia popular. Diversos medios oficiales y periodísticos informaron y aplaudieron la creación de instituciones destinadas a la reforma de quienes cometían algún delito o hacían de la calle su espacio de trabajo, circulación y socialización. A partir del análisis de las representaciones sobre la infancia delincuente divulgadas por la prensa, el Boletín de la Policía de Santiago y la revista Sucesos, este artículo plantea que la serie de estrategias dirigidas a regenerar la niñez popular tuvieron como objeto la erradicación de la vagancia y la adopción de una ética laboral. En el contexto de la cuestión social y política, ambos fines fueron expresivos de la asociación entre pobreza y delincuencia, visión extendida entre las clases dirigentes.